Quise ser astronauta

Así es. Nunca fui un niño original. Al igual que el resto, soñaba con ser astronauta. Recuerdo lo mucho que me atraía el blanco reflectante de los trajes espaciales, la escafandra plateada que ocultaba el rostro y reflejaba el sol, y el color ceniza de la luna. Me maravillaba la estela de humo que guiaba el despegue de la nave y la gran explosión de los motores durante la cuenta atrás. Quería experimentar la reducción de gravedad, dar grandes saltos y llegar a Plutón. O tal vez ya no me gustara lo que veía en este mundo y simplemente quería escapar de él.
Aplacado mi intrépido afán por el saber que adquirí con los años, encaucé mi curiosidad espacial hacia sus partículas elementales: decidí convertirme en un reconocido astrofísico nuclear. Leí a Einstein y Hawking, pero tampoco comprendí la ley de la palanca. Suspendí ciencias matemáticas y física en el segundo, tercer y cuarto grado de bachillerato. Mi carrera entre átomos aterrizó sobre la mesa de la academia que pagué para aprobar estas asignaturas. Me refugié en el abecedario y en sus múltiples combinaciones. Ahora escucho a Los Planetas y me siguen fascinando palabras como antimateria. Escribo para tratar de imaginar, y a veces miro al cielo y pienso que en cualquiera de esas pequeñas estrellas dormiría mejor.
5 Comments:
¿Lo cualo? Besitos desde Cádiz. Aquí el Sol se pone por el mar. ¿te vale eso? Por cierto, los astronautas, cuando mean, ¿a dónde apuntan?
yo siempre soñé que pilotar un biplano, sentir el viento golpeando violentamente mi rostro (en lugar de escafandra, llevar uno de esos gorros marrones y unas gafas que ocultaran y deformaran mi rostro...). Volar y pelearme contra el viento (o aire jejeje), mientras puedo contemplar desde el cielo lo que ocurre haya abajo. Siempre pensé que desde ahí arriba, asomando la cabeza desde mi pequeño cubículo de pilotaje podría comprender, o al menos verlo desde otro ángulo, por qué pasa lo que pasa, por qué las personas hacen lo que hacen... pero que dije, simplemente fue un sueño, y como la mayor parte de los sueños, es algo inalcanzable salvo en mi imaginación, por lo que cada día me levanto con el ansia de luchar por mantener activa mi imaginación y poder desde ella luchar contra todo lo incomprensible...
Mis aspiraciones rara vez traspasan la atmósfera, porque me da miedo poder salir de ella y llegar a una estrella y no querer volver nunca más... ya sabes, si me voy es para no volver... En eso nos diferenciamos ;)
yo creo que de pequeña soñé poco. Quizás perdí demasiado tiempo queriendo crecer rápido. Pensaba que mayor uno es más fuerte y las cosas duelen menos, que uno puede enfrentarse a esas cosas tan terribles que pasan en el mundo, que uno puede enfrentarse al daño que le hacen los que tiene cerca y que uno simplemente puede llegar a ser feliz. Los macarras también tenemos sueños, pero estan en la tierra, peleandose con los sueños que vuelan entre las nubes y por desgracia la realidad suele ganar. Jamás pense en ser astronauta ni en volar. Nunca me han atraido las huidas -aunque he protagonizado muchas y ademas literales jeje- pero ahora con los años por suerte, siento que ya no necesito soñar con ser mayor porque ya he crecido lo suficiente como para no tener miedo a tener sueños y saber que "els somnis, somnis son". Ahora puede que sea mi momento de ser astronauta y en eso teneis toda la pandi mucho que ver. Gracias soñadores (me encanto tu relato astronauta)
Me atrevo a romer la monotonía y tranquilidad de este blog y acabar con esos "tres eternos comentarios" para pedirte que ACTUALICES EL BLOG
No es necesario que te curres otro dibujito, con que escribas algo,vale.
Bueno, ahí lo dejo. Besitos
Hace tiempo alguien me contó un secreto: que en ningún otro planeta se vive mejor. Ya va siendo hora de tomar tierra...
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